La gastroenteritis es una inflamación del estómago y los intestinos que se caracteriza por la presencia de diarrea. Puede acompañarse de otros síntomas, como vómitos, fiebre o dolor abdominal.
Es una enfermedad frecuente en la infancia que suele ser causada por virus, bacterias, o más raramente por parásitos.
¿Cómo se presenta la gastroenteritis?
El síntoma más característico es la diarrea:
La diarrea consiste en deposiciones blandas o líquidas que se presentan con más frecuencia o cantidad de lo habitual, en ocasiones se acompaña de moco o sangre.
También es frecuente el dolor abdominal en forma de retortijones y en ocasiones la fiebre.
¿Cómo se diagnostica la gastroenteritis?
El diagnóstico de la gastroenteritis es clínico, es decir, la presencia de síntomas típicos da el diagnóstico sin tener que hacer más pruebas. En ocasiones si no mejora en unos días o la causa no está clara el médico pedirá una muestra de heces para hacer un coprocultivo.
Esta prueba que tarda unos días en realizarse permitirá identificar que microbio causa gastroenteritis, aunque a veces es negativo.
¿Cómo se trata la gastroenteritis?
Hemos mencionado que la gastroenteritis muchas veces se cura sola al cabo de pocos días por lo que no es necesaria dar un tratamiento específico para curarla.
Los antibióticos solo se utilizan en algunos casos porque alteran la flora intestinal y pueden provocar más diarreas solo servirán en gastroenteritis provocadas por bacterias que duran más de lo normal.
Los medicamentos contra los vómitos tienen una eficacia limitada y solo hay que utilizarlos cuando los prescribe el médico.
Los probióticos contienen microorganismos para recuperar la flora intestinal y pueden acortar un poco la duración de la diarrea.
¿Qué hacer ante una gastroenteritis?
El riesgo principal de la gastroenteritis es la deshidratación por la pérdida de líquidos por los vómitos y diarreas por eso, la parte más importante del tratamiento es mantener un buen estado de hidratación mediante soluciones de rehidratación oral.
La composición de estas soluciones hace que el agua se absorba mejor.
Esta desaconsejado el uso de refrescos comerciales para mantener la hidratación ya que tienen alto contenido en azúcar y pueden agravar la diarrea.
La solución de rehidratación oral se administrará con frecuencia, pero sin forzar, ya que, si el niño no tiene sed, es poco probable que este deshidratado.
Si el niño ha vomitado, daremos cantidades muy pequeñas por ejemplo una cucharada de 5 a 10.
Si el niño tolera bien, podrá aumentarse la frecuencia de las cucharadas cuando tome bien los líquidos, podrá ofrecerse comida en pequeñas cantidades.
Es importante que los niños que han vomitado no tomen todo el líquido que quieran de golpe, ya que tomando mucha cantidad de una vez es más fácil que vuelvan a vomitar.
En cuanto a la dieta:
Si el niño no vomita, podrá hacer una dieta prácticamente normal, pero evitando alimentos muy azucarados o grasos. Es normal que el niño tenga hambre, pero no hay que forzarlo a comer.
Las dietas astringentes, es decir, ricas en arroz, patatas o zanahorias se utilizan para intentar disminuir el número de deposiciones, pero no son imprescindibles, es más, si se mantienen muchos días pueden ser contraproducentes. Por lo que respecta a la leche, no hay que retirarla durante la gastroenteritis.
Los bebés que tomen pecho deberán seguir haciéndolo pudiéndose aumentar el número de tomas.
Los bebés que toman biberón deberán seguir con su leche habitual pudiéndose intercalar solución de rehidratación entre las tomas.
La gastroenteritis se transmite muy fácil entre personas por lo que es muy importante que tanto pacientes como cuidadores se laven las manos con frecuencia.
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